La energía, factor clave en el desarrollo de las ciudades inteligentes
La población mundial continua aumentando. Según el informe de Naciones Unidas 2014, en el mundo habitan más de 7.000 millones de personas, de las que el 54 por ciento viven en zonas urbanas, una proporción que se elevará hasta el 66 por ciento en el año 2050, momento en el que se superarán los 9.000 millones de habitantes en todo el planeta.
Las ciudades europeas, por su parte, albergan el 68 por ciento de la población -según datos de la Comisión Europea-, y alcanzarán el 85 por ciento en 2050. Sus habitantes consumen el 70 por ciento de la energía, son responsables del 75 por ciento de la emisión de gases de efecto invernadero y la actividad económica que desarrollan responde al 80 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). En España, en particular, más de dos tercios de la población es también urbana y las previsiones apuntan a que en 2050 alcanzará el 85 por ciento.
Vivir en una gran ciudad responde al deseo de las personas de acceder a múltiples ofertas y servicios que no encuentran en otros entornos -avances tecnológicos, infraestructuras adecuadas, mejoras educativas y sanitarias, etc. y que les ayudan a mejorar su calidad de vida a nivel personal y laboral.
Si bien la preocupación por la sostenibilidad en las ciudades no es un tema actual, el énfasis que se ha puesto desde el año 2012 impone objetivos concretos y moviliza recursos específicos para crear el entorno de innovación adecuado que acelere la puesta en marcha de nuevos productos y servicios.
Sin embargo, mantener todo este engranaje no es tarea fácil. Para hacer frente a los diferentes retos que se plantean, se hace necesaria la aplicación de toda una serie de soluciones y tecnologías avanzadas que ayuden a un crecimiento lo más sostenible y eficiente posible de los entornos urbanos. Y es aquí donde entra en juego el concepto smart cities.
España se ha movilizado desde el principio como uno de los países más activos en este campo de actividad con múltiples iniciativas. El actual Plan Nacional de Ahorro y Eficiencia Energética 2014-2020, en el que las ciudades tienen un papel fundamental, situará a España con un ahorro del 26,4 por ciento en 2020, lo que supone una reducción de 42,8 millones de toneladas equivalentes de petróleo.
La energía, pilar básico de las smart cities
Con el objetivo de avanzar en un modelo de ciudad inteligente, el Grupo Interplataformas de Ciudades Inteligentes (Gici) -iniciativa del Ministerio de Economía y Competitividad e integrado por 20 plataformas tecnológicas representativas de varios sectores-, ha elaborado un documento que ofrece una visión a 2030 de lo que debe ser una ciudad inteligente.
En el documento, que nace con la vocación de servir de guía tecnológica a los diversos agentes que representan a la ciudadanía, todas las tecnologías están representadas por igual desde diferentes áreas temáticas -energía y medio ambiente, edificios e infraestructuras, movilidad e intermodalidad, gobierno y servicios sociales-, y más transversales -seguridad, sensores, TIC y materiales-.
Uno de los pilares básicos para el funcionamiento y sostenibilidad de las smart cities es la energía. En este sentido, el documento pretende concienciar de la importancia de la movilidad sostenible, el uso de fuentes renovables, el ahorro y eficiencia energética, las redes energéticas, el almacenamiento de energía, la eficiencia en la gestión y uso del agua o la reducción de emisiones contaminantes, que permitan un equilibrio entre el medio ambiente y el consumo sostenible de recursos naturales.
La aparición de nuevas tecnologías, equipos y servicios, capaces de integrarse en la estructura del sistema energético están provocando su transformación. Hablamos de todo tipo de aplicaciones que mejoran el ahorro y la eficiencia energética de las ciudades y que, como en el caso de las TIC -Tecnologías de Información y Comunicación-, se aplican, sobre todo, en los sectores de la edificación, transporte, industria y distribución de energía.
Las tecnologías más maduras que, actualmente, cuentan con un mayor nivel de implantación son los contadores inteligentes, la iluminación led, la renovación de sistemas de climatización, los sistemas de seguimiento de vehículos y distintas aplicaciones de movilidad.
Aunque reconocen que estos instrumentos consiguen optimizar la producción y el consumo de energía, algunas voces del sector se quejan de que su aparición ?ha relegado a la energía a un segundo plano? y reivindican ?la posición destacada que deben tener los servicios energéticos en las smart cities, porque sin un trabajo previo de planificación para conseguir esa energía, estas aplicaciones no tendrían cabida?, aseguran.
En opinión de Fernando García, coordinador de Gici, ?es difícil establecer fronteras claras entre plataformas. En cualquier caso, se trata de buscar la colaboración entre todas ellas, no establecer barreras?. Según García, ?es cierto que la reducción de costes de la electrónica, las comunicaciones y el aumento de las capacidades de almacenamiento y tratamiento de la información permiten lograr eficiencias y fomentar nuevas formas de negocio antes inviables, pero estas mejoras suelen ir ligadas a los sectores y tecnologías energéticas, de las infraestructuras, de movilidad, etc., y es la suma la que forma el nuevo producto o servicio?
Ciudades pioneras
Las ciudades españolas son especialmente dinámicas en este área, con el desarrollo de diversos planes de gobierno y realización de numerosos proyectos que incorporan las bases de la inteligencia urbana.
Muestra de este dinamismo son los 1.243 municipios que han presentado un plan de acción contra el cambio climático en el pacto de los alcaldes, con medidas concretas para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones en 2020; las 56 ciudades de la red Innpulso que apuestan por la innovación o los 65 municipios integrados en la Red de Ciudades Inteligentes, con objeto de intercambiar experiencias y trabajar conjuntamente para desarrollar un modelo de gestión sostenible y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
La participación de España en el mayor programa de investigación e innovación de la UE Horizon 2020 -con un presupuesto de casi 75.000 millones de euros para un periodo de 7 años-, es otro ejemplo. En ediciones anteriores, seis ciudades españolas -Valladolid, Barcelona, San Sebastián, Vitoria, Sabadell y Santiago de Compostela- han sido elegidas para formar parte de los grandes demostradores propuestos en Horizon 2020.
Otra muestra de ciudades que ofrecen la urbe como centro de ensayos para nuevas soluciones son Málaga, que está desarrollando múltiples iniciativas en eficiencia y movilidad; Barcelona, lugar de implantación de diversos proyectos y organizadora del Smart City Expo World Congress; y Santander, pionera en el despliegue de una importante red de sensores urbanos para aplicaciones basadas en la información que suministran.
En este contexto, comenta el coordinador del Grupo Interplataformas, «¿la industria española necesita seguir avanzando en el desarrollo de nuevos productos para no perder esta oportunidad y alcanzar el máximo crecimiento en el mercado que revierta en la creación de riqueza a nivel nacional?»