¿Es el momento de centrarnos en la tecnología y la sostenibilidad ambiental del turismo?
“En un periodo de bonanza turística, en el que el ejercicio 2015 será excelente para el sector, la Plataforma Tecnológica y de Sostenibilidad del Turismo- THINKTUR ofrece un acuerdo marco para que todos los empresarios turísticos, sus proveedores, los destinos turísticos y los investigadores, puedan dar a conocer sus avances y desarrollos para el sector, puedan iniciar proyectos de colaboración tecnológico e innovación o comuniquen las iniciativas de sostenibilidad ambiental».
Según la teoría darwinista, no sobreviven las especies más fuertes sino aquellas que tienen capacidad de adaptación a los cambios del entono. En estos momentos de cambios globales en el sector turístico, solo aquellas empresas o destinos que se adapten a los cambios tecnológicos y a las exigencias derivadas del cambio climático, podrán mantener su nivel de competitividad. En términos darwinistas, sólo aquellos que se adapten e introduzcan medidas podrán sobrevivir. ¿Y qué mejor momento para introducir estos cambios que el periodo de bonanza en el que está viviendo el sector turístico? THINKTUR apoyará todas estas iniciativas.”
El año 2015 va camino de convertirse en un excelente año turístico. Al menos, los datos hasta septiembre así lo avalan. Todos los organismos y entidades públicos y privados consideran que el actual ejercicio será el mejor de la última década
- El número de turistas extranjeros han alcanzado 60,08 millones en los diez primeros meses del año, último dato conocido, lo que representa un 4,4% más que en 2014, que fue un año record.
- El volumen de gasto turístico supera los 53,8 miles de millones de €, suponiendo un 6,3% más que enero-septiembre 2014.
- Las pernoctaciones tanto de turistas extranjeros como nacionales han subido un 3,8%, registrándose una ocupación media del 60% los nueve primeros meses del año.
- Los indicadores de rentabilidad hotelera, la facturación media diaria (ADR) y el ingreso medio diario por habitación disponible (RevPar), han alcanzado un septiembre 80,0€ (un 5,5% de aumento) y 57,4€ (crecimiento del 80%) respectivamente.
Todos estos datos han permitido a la Asociación Exceltur afirmar en su último Informe de Perspectivas Turísticas de octubre que “el sector turístico registra el mejor verano de la última década, que gracias a un crecimiento del PIB (turístico) del 3,7% en los tres meses de verano”. También la CEHAT, en su Observatorio de la Industria Hotelera Española de Noviembre, afirma que “las expectativas del Índice Hotelero de invierno mejora considerablemente…. Esta mejora supone un crecimiento de 35,4% con respecto al mismo periodo del año anterior”.
Tan buenos resultados macroeconómicos del sector y la sustancial mejora de la rentabilidad de las empresas turísticas, nos permiten a afirmar que algo habrá hecho bien el sector para alcanzar tan buenos resultados. Y efectivamente, en los difíciles años de la crisis, las empresas turísticas han mejorado su eficiencia operativa, han saneado sus balances, han mejorado su posición competitiva en los mercados internacionales y han resistido con eficacia la competencia de la oferta alegal de alojamientos de uso turístico.
Sin embargo no debemos ser excesivamente complacientes con los resultados. También han sido debidos a impulsos externos que no serán permanentes: los conflictos internos en muchos destinos del Mediterráneo, guerras entre países, aumento del transporte aéreo por el abaratamiento del coste del combustible, disminución del tipo de cambio del euro frente al dólar y la libra, etc.
Por todos estos motivos, y aprovechando estas circunstancias favorables, es el momento de reflexionar sobre los retos estructurales que debe afrontar el sector turístico español.
Algunos afirmarán que los retos críticos son la regulación de la oferta turística alegal, la unificación de las legislaciones turísticas a nivel del Estado español, la minoración de las cargas impositivas, el aumento de la promoción exterior, o incluso el estimulo para nueva oferta hotelera.
Todos estos son aspectos que habrá que abordar, sin duda. Pero hay otros asuntos de carácter estratégico que requieren un debate riguroso y sereno, y exigirán la puesta en marcha de algunas soluciones, no siempre fáciles, tal y como ya han comenzado a hacer los empresarios turísticos más conscientes de la situación.
Es cierto que el sector turístico tiene que afrontar cambios estructurales que se están sucediendo en nuestras sociedades: globalización, cambios demográficos, acceso a la información, customización de las necesidades turísticas o el impacto de nuevos servicios low cost.
Frente a cambios tan profundos, el sector turístico tiene que adaptarse para responder a tales retos: mejorando la calidad y variedad de servicios, formando los recursos humanos para atender numerosas necesidades de la economía del conocimiento, apoyando las nuevas demandas, creando un marco regulatorio que potencie la competitividad; pero también, y sobre todo, estimular el desarrollo tecnológico y la innovación y asegurar que el sector turístico se desarrolle de manera sostenible, no solo en términos económicos, sino también y fundamentalmente en términos ambientales.
Es en este contexto que THINKTUR, la Plataforma Tecnológica y de Sostenibilidad del Turismo, quiere contribuir a este debate y a la puesta en marcha de acciones que permitan mejorar la competitividad del sector; competitividad basada en los nuevos desarrollos tecnológicos y de innovación, desarrollados por y para el sector turístico, así como en la incorporación de los principios de sostenibilidad ambiental en sus operaciones diarias.
Si bien es cierto que la crisis económica ha impactado negativamente el gasto de I+D (la última información disponible indicia que el gasto de I+D empresarial en el 2012 cayó un 4% respecto al año anterior, representado en términos monetarios 7.094 millones de €), no debería ser menos cierto que en la recuperación, las empresas deberían aumentar su gasto en I+D, tanto en gasto de capital como el gasto corriente del I+D.
Como recordatorio indicar que en el 2012, la situación del gasto de I+D empresarial, era la siguiente:
- El gasto de las empresas en I+D en el 2012 representa el 0,69 del PIB, el más bajo de los grandes países de la UE (Alemania 1,95%, Francia 1,45%, UK 1,1%).
- Aunque el sector servicios es el segundo de mayor gasto en I+D (37,4% del gasto ejecutado por las empresas), por detrás del sector industrial, en este sector se incluyen actividades de alto valor añadido como, ingeniería, consultoría, etc.
- El sector de hostelería (alojamientos y comidas y bebidas, según la CNAE 55 y 56) invierte según las diferentes fuentes del INE (Estadística sobre las Actividades de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico, Indicadores Básicos 2012, INE 2013, y la Encuesta sobre Innovación Tecnológica de las Empresas 2012, INE 2013) entre 8,3 millones de € (según la Estadística) y 27,8 millones de € (según la Encuesta), dependiendo de las fuentes.
En conclusión, según los datos publicados, el sector de la “Hostelería, Alojamientos y Restauración” es la actividad económica que menos recursos empresariales dedica al I+D (escasamente el 0,11% del total de gasto I+D empresarial) y su porcentaje con respecto al PIB turístico 2012 (113.673 millones de €) es, según la fuente que se utilice, entre el 0,007% (Estadística) y el 0,02% (Encuesta), muy lejos del peso que tiene esta actividad en la economía española y muy alejado de las necesidades del sector para mantener la competitividad turística a largo plazo.
Es cierto que según los datos del estudio “ITH Hotel Tech Into 2015”, derivados de una encuesta realizada a 52 directores y responsables tecnológicos, parece sentirse en el sector hotelero la necesidad de invertir en I+D+i. Según dicho estudio, el 70% de los expertos encuestados, centran sus proyectos de I+D en herramientas de gestión operativa del hotel, dispositivos móviles o soluciones en la nube. El resto de las encuestas se focalizan en tecnologías asociadas a la experiencia del cliente, tales como domótica, equipamiento inteligente o wearables o accesorios. En cualquier caso, el 60% de las cadenas encuestadas esperan realizar este tipo de inversiones en I+D en los próximos 24 meses.
El primer reto, por tanto, es definir cómo el sector turístico, junto a sus proveedores, va a incorporar los avances tecnológicos que se están produciendo en la sociedad. Este objetivo exigirá:
- El convencimiento de los propietarios, gestores y profesionales turísticos de que hay que invertir en I+D si queremos mantener nuestros niveles de competitividad en el futuro.
- La colaboración de las empresas proveedoras del sector. Tanto los proveedores de bienes (electrónica, equipamiento de cocinas, baños, lavanderías, textil, muebles, climatización, energía, materiales de construcción, ascensores, alimento, iluminación, etc.), como los de servicios (TICs, consultoría, marketing, publicidad, etc.) deben desarrollar proyectos innovadores para, o conjuntamente con, el sector turístico.
- La contribución de las entidades académicas y centros tecnológicos, para que generen el conocimiento necesario.
- La elaboración de la información precisa para medir el volumen de I+D en el sector turístico y su evolución.
Una verdadera colaboración entre las empresas turísticas, sus proveedores de bienes y servicios y los centros de conocimientos, no solo mejoraría la posición tecnológica del sector turístico, sino que también alentaría el desarrollo de un sector industrial turístico potente al servicio del mercado español y del mercado internacional. La creación de un “cluster turístico” potente debería convertirse en un objetivo primordial del sector turístico y sus proveedores.
El segundo reto es aceptar las exigencias ambientales que la sociedad reclama tanto en el ámbito empresarial como geográfico. Una exigencia de este tipo requerirá de los poderes públicos y de las empresas una estrategia de desarrollo sostenible.
Hace tiempo que se viene advirtiendo al sector turístico del impacto negativo que sus actividades provoca sobre el medioambiente, especialmente consecuencia del excesivo consumo energético, la sobreutilización del agua y la abundante producción de residuos. Ya en el 2011, un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEP), en su informe “Towards the Green Economy”, estimaba que el turismo generaba el 5% del total de Gases Efecto Invernadero (GHG), de los cuales el 75% procedía del transporte turístico y el 21% de los servicios de alojamiento.
Desde entonces, numerosos estudios han confirmado el impacto negativo, que tanto el transporte como los hoteles, tiene en el cambio climático. Más aún en términos microeconómicos, numerosas instituciones, como Cornell University, por medio de sus estudios de sostenibilidad hotelera (Hotel Sustainability Benchmarking, mayo 2014; y Enviromental Sustainability in the Hospitality Industry, marzo 2015) o el World Travel and Tourism Council, a través de su programa Hotel Carbon Meassurement Initiative, de junio del 2013, han comenzado a dar información minuciosa sobre el impacto microeconómico del sector hotelero en la huella de carbono, por habitación ocupada diaria o por espacio de reuniones en términos de horas de uso.
Otros estudios sobre medioambiente de los hoteles han centrado su atención en el impacto sobre la cuenta de resultados derivado del consumo en recursos. Así EnergyStar (Hotels: An Overview of Energy use and Energy Efficiency Opportunities, abril 2014) estima que una reducción del 10% en el consume energético de los hoteles americanos equivale a un aumento de 1.35$ en la facturación media diaria por habitación.
Por otro lado la instalación de sistemas de ahorro de agua o de sistemas de reciclaje, no solo reduce la factura del agua, sino también la factura energética para calentar esa agua (S. Alexander, Green Hotels: Opportunities and Resources for Succes, 2002).
También en España se ha cuantificado el impacto directo, indirecto e inducido que sobre la producción, la inversión y el empleo, tendrían las medidas de ahorro energético en el sector hotelero. La consultora PWC (Cómo impulsar la Eficiencia Energética en el Sector Hotelero Español, 2013), siguiendo la metodología del IDAE, estima que el desarrollo de un plan de eficiencia energética en el sector hotelero implicaría una inversión de 364 millones de €, pero se lograría un reducción del 20% del consumo energético, obteniéndose no solo unos ahorros anuales de 210 millones de € en la factura energética, sino también la reducción de 835.000 toneladas de CO2. Todo esto bajo el supuesto de una reducción del consumo energético anual de un hotel medio de 660Mwh a 530 Mwh, después de las medidas de ahorro.
Las empresas turísticas españolas ya han comenzado a actuar en ese ámbito para optimizar el consumo de energía, agua y residuos. El Instituto Tecnológico Hotelero (ITH) viene desarrollando una vasta campaña entre los hoteles para desarrollar una gestión energética integral, con el fin de reducir los costes de producción, maximizar el ahorro energético en sus instalaciones de climatización y agua caliente, la puesta en marcha de energías renovables, y soluciones de control y monitorización de consumos de recursos.
También es cierto que algunas cadenas españolas han incorporado en sus planes y lo dan a conocer públicamente, una decidida estrategia medioambiental para disminuir la emisión de CO2 a la atmósfera, para reducir el consumo de agua o mejorar su reciclaje, y para gestionar sus residuos bajo criterios medioambientales. Son conocidas las estrategias exitosas del Grupo Meliá, del Grupo NH o de Artiem Fresh People Hotels. Ciertamente habrá otras cadenas u hoteles que también tengan programas similares y sería muy positivo que sus experiencias fueran públicas. Thinktur apoyará y publicará cuantas iniciativas de este tipo le sean comunicadas.
Sin embargo estas iniciativas no pueden ser individuales. Es imprescindible que las empresas turísticas comiencen a medir de manera continua el impacto ambiental de sus operaciones, de manera similar a la forma de medir su impacto económico. Porque lo que no se mide, no se conoce, y a un problema que no se conoce, difícilmente se lo podrán buscar soluciones.
Sería preciso implantar una metodología para medir en el sector hotelero el impacto ambiental generado por la propia actividad (Alcance 1) y el impacto generado por las actividades necesarias para el desarrollo del negocio (Alcance 2). El impacto de las actividades indirectas, como las derivadas de la cadena de proveedores, los traslados de los empleados o viajes de negocios (Alcance 3) deberían tener un carácter voluntario. Un modelo basado en la autorregulación de estas características, impediría la aplicación de medidas coercitivas de carácter regulatorio o fiscal que pudieran imponerse por las Administraciones.
Por lo que respecta al impacto medioambiental geográfico, es indudable la necesidad de desarrollar una estrategia de renovación turística, tanto del litoral español como de otras zonas intensamente turísticas (ciudades, zonas de montaña, esquí, resorts, etc.)
En el caso de muchos destinos turísticos, como viene afirmando Exceltur desde hace tiempo, se observan síntomas de pérdida de competitividad derivado de la obsolescencia y madurez de muchos de estos espacios turísticos. En este sentido habrá que abordar:
- La rehabilitación de los destinos maduros con el concurso de las Administraciones y empresas del sector.
- La racionalización o limitación de nuevos procesos de construcción.
- La ordenación territorial de los destinos para evitar su congestión y el resto de pérdida futura de clientes.
Adicionalmente, habrá que tener en cuenta el efecto que tendrá sobre nuestro litoral el calentamiento global. Hoy nadie pone en duda que el aumento de las temperaturas hará subir los niveles del mar y el impacto negativo sobre las playas, nuestro principal recurso turístico. Según la Estrategia para la Adaptación de la Costa al Cambio Climático, elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente, y recogido en el artículo de J.A. Aunion, en el 2040 podrían producirse retrocesos medios de las playas entre 1,5 y 3,0 metros, según se trate de playas en el Mediterráneo o en el Cantábrico respectivamente. Al menos esta advertencia debería hacer reconsiderar aquellos proyectos urbanísticos más próximos a la playa y planearnos el impacto que nuestra actividad tendrá a largo plazo sobre el sector.
Es una ardua tarea, pero habrá que esforzarse para alcanzar tan ambiciosas metas. Por este motivo THINKTUR, plataforma apoyada por los Ministerios de Economía y Competitividad y el de Industria, Turismo y Energía, y gestionada por el Instituto Tecnológico Hotelero, está creando un ecosistema constituido por empresas turísticas, empresas proveedoras del sector, destinos turísticos y entidades del conocimiento (universidades y centros tecnológicos) para considerar todos estos cambios tecnológicos y ambientales, y crear un espacio que permita:
- Estimular el conocimiento, los nuevos desarrollos tecnológicos, la innovación y la sostenibilidad en el sector turístico.
- Generar una simbiosis entre las empresas y destinos turísticos, con las empresas proveedores de bienes y servicios para desarrollar proyectos tecnológicos y sostenibles.
- Promover una verdadera “industria del turismo” que facilite la competitividad de nuestras empresas e impulse la internacionalización de las empresas proveedoras de bienes y equipos, de soluciones y herramientas turísticas.
- Facilitar el acceso de los agentes del ecosistema, primero, a los planes de I+D de las Administraciones Española y Europea, y segundo, a los proyectos de contratación internacional de carácter turístico.
THINKTUR no tiene ambición económica, es una agrupación sin ánimo de lucro, pero si tiene ambición intelectual para generar reflexión, debate y acción, sobre los nuevos modelos de gestión tecnológica y ambiental que permitan al sector turístico español seguir manteniendo el liderazgo entusiasta mundial que hoy tiene. Para esta tarea, se solicita la colaboración de empresas, profesionales e investigadores del sector turístico para apoyar este proyecto.
Fernando Panizo Arcos
Presidente THINKTUR
Thinktur, Plataforma Tecnológica y de Sostenibilidad del Turismo